Nuestros únicos hijos, Jorge y
Mädy, siempre insistieron para que escribiéramos sobre nuestras vidas. Por
diversos motivos no cumplimos sus deseos. Hoy, dado que algunas personas han
manifestado su interés por organizar una fundación en nuestro nombre, cedemos ese
privilegio a quienes, de distintas maneras, estuvieron relacionados con
nosotros. Los primeros son nuestros hijos, fieles testigos y continuadores de
nuestra lucha por un mundo mejor.
Eternamente
agradecidos
Georg y Conchita